LOS cristianos que están siendo aniquilados en Siria e Irak de cincuenta en cincuenta no están teniendo la suerte de ser entendidos por el progresismo de zejas y kufiyas, al menos con la misma vehemencia que sí tienen los palestinos que están siendo interpuestos entre judíos y árabes. Ni siquiera están mereciendo la mirada literaria de artículos u otros aportes escritos de repulsa de la banda del progreso. Por Hollywood no han oído a Bardem, tampoco a Pé, decir nada. Ni una pancarta suya hemos visto.
Además de estar siendo masacrados, de manera inmisericorde, con el afilado cuchillo de rasurar barbas de talibanes, o con el Kalashnikov repleto de balas vendidas por Occidente, los cristianos de Irak no tienen la atención del mundo que tendrían en caso de ser humildes musulmanes los invadidos y ajusticiados por judíos de escaso corazón y mucha sed de venganza.
Además de estar siendo masacrados, de manera inmisericorde, con el afilado cuchillo de rasurar barbas de talibanes, o con el Kalashnikov repleto de balas vendidas por Occidente, los cristianos de Irak no tienen la atención del mundo que tendrían en caso de ser humildes musulmanes los invadidos y ajusticiados por judíos de escaso corazón y mucha sed de venganza.
«¿Convertirme al islam? Soy cristiano y moriré como tal»
«El Estado Islámico (EI) no tiene piedad de los cristianos. No dudan en decapitarnos uno a uno. Venden a nuestras mujeres o las convierten en esclavas sexuales. No son humanos», se lamenta Soiki Said, policía de la ciudad de Mosul, ciudad de la que se vio obligado a huir. «El Ejército iraquí huyó en desbandada, dejando todos los arsenales abandonados. Los policías tratamos de resistir, pero nuestras armas eran insuficientes contra los tanques y la artillería del Estado Islámico, así que no tuvimos más remedio que rendir la ciudad y huir», se lamenta este cristiano que reconoce que muchos de sus amigos –cerca de cuarenta, precisa– se convirtieron al islam para salvar su vida. «¿Convertirme yo al islam? Soy cristiano y moriré como tal. Prefiero que me corten el cuello antes que profesar la misma religión que esos asesinos», sentencia el ex policía, padre de un hijo discapacitado y al que no puede mantener, ya que tuvo que huir con lo puesto de Mosul. «He vendido hasta las alianzas de boda para poder comprar medicamentos a mi hijo», se queja este desplazado, que se ha visto obligado a refugiarse en la iglesia de San José, en la ciudad de Erbil (al norte de Irak).
Muere rebelde islamico en Siria
Decapitan britanico en Siria.
Papa pide detener enfrentamientos.
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