http://www.alertadigital.com/2016/05/25/el-obispado-de-auch-francia-entrega-6-000-euros-para-la-reconstruccion-de-una-mezquita-mientras-crece-el-numero-de-iglesias-abandonadas-en-la-ciudad/
Que parte de la cúpula católica colabora en el cambio cultural y demográfico en Europa parece fuera de cualquier duda. Que parte de esa oficialidad pretendería pactar la conservación de sus privilegios en Europa haciendo concesiones al emergente islam, parece igualmente incontrovertible a la luz de los acontecimientos que vivimos. La historia se asemeja a la de don Opas, aquel prelado del siglo VIII que pasó a la Historia como ejemplo de traidor, porque habiéndole encargado los árabes que disuadiese a Don Pelayo de su intento de resistirse y después de haber hablado con él en la cueva de Covadonga, se dirigió al lugarteniente del emir de Córdoba indicándole que se aprestase a atacar puesto que, si no era con la fuerza de la espada, nadie lograría convencer al caudillo cristiano de la inutilidad de su resistencia. Las tropas de Don Pelayo ganaron la batalla e iniciaron la Reconquista. Don Opas cuenta hoy con fieles continuadores de su traicionera obra.
La Diócesis de Auch (sur de Francia) ha hecho una entrega de 6.000 euros a la comunidad musulmana para la reconstrucción de la mezquita de la localidad, que quedó parcialmente destruída tras un incendio ocurrido la noche del 23 de de agosto de de 2015. Las causas del incendio nunca estuvieron claras. Las dudas se acrecentaron a medida que el imán del centro se negaba a informar sobre la indemnización cubierta por el seguro. El obispo de Auch, Maurice Gardès, ha animado a sus fieles a hacer también sus aportaciones para las obras el templo islámico.
El interés de la Diócesis de esta localidad francesa hacia la comunidad musulmana contrasta con el estado en que se encuentran muchas iglesias de la zona, algunas literalmente abandonadas, según han denunciado algunas fuentes católicas tradicionales. No parece descabellado afirmar, siguen apuntando, que exista un interés económico por parte de las autoridades diocesales, ya que sobre algunos de esos inmuebles pesan importantes ofertas de compra.
Señalan también que el número de asistentes católicos a los oficios religiosos bajó sustancialmente el pasado año.
El genocidio cristiano
Y mientras tanto, los cristianos son exterminados en los países musulmanes en los que se reinstaura la Sharia, la ley islámica. Las tierras y países de África y Asia –Magreb, Líbano, Jordania, Siria, Irak, Irán, Egipto, etc.- que antaño fueron poblados por cristianos muchos siglos antes de la llegada del islam, sufren los envites de los que en Europa exigen tolerancia y derechos. Este acoso se materializa en decapitaciones, crucifixiones, cremaciones en vivo, torturas, violaciones y esclavitud sexual de las mujeres. Todo lo que es Islam primigenio imponía sobre los judíos y cristianos vencidos.
En la llamada clásicamente como “tolerancia” del islam, ésta consistía en proteger a los dhimmies, judíos y cristianos sometidos, de la Espada del islam, pues los politeístas y miembros de otras religiones eran perseguidos mortalmente. Esta “protección” era un proceso de intento de conversión al Islam a “cámara lenta”. Ahora los fieles más devotos del islam, los salafistas y los muyahidines (yihadistas), creen que el que están cerca de la Victoria final. El resto de musulmanes, sus correligionarios mantienen un silencio cómplice con toda esta barbarie. Los gobiernos islámicos y los líderes musulmanes desvían la mirada hacia la nada.
Muchos occidentales, de educación y substrato cristiano, ignoran su supervivencia cultural pende de un hilo y con ella todo el estilo de vida que ha conformado el desarrollo de las sociedades europeas, convirtiendo a sus países entre los más avanzados y prósperos del mundo.
Los políticos occidentales, encabezados por Hussein Obama, enmascaran la realidad, pronuncian discursos de buenas intenciones, y otros que pretenden defender a los débiles, como los izquierdistas huérfanos de Stalin y del totalitarismo comunista, justifican el totalitarismo islámico.
Por su parte, los representantes vacilantes de una cristiandad enferma nos exhortan a abrir las puertas de par en par al monstruo. Lo que dicta sin embargo el sentido común y el instinto de supervivencia es que la cerremos aprisa. No hay doctrina social de la Iglesia que pueda sobreponerse en importancia a la necesidad de mantener vivas nuestras raices culturales y humanísticas. Mientras la Iglesia acalla las llamadas de su compasivo corazón, miles de familias cristianas españolas han huido ya desplazadas de barrios ocupados ilegalmente por inmigrantes mahometanos. Se está dando una interpretación equivocada de la caridad cristiana, que no será merecedora de tal nombre si no empieza por los cristianos mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario