viernes, 22 de julio de 2016

Eclesiastés Capítulo 12 El enemigo (EcJo 6,5-17; 27,22-24)   8En la prosperidad no se conoce el amigo, en la desgracia no se oculta el enemigo; 9en la prosperidad aun el enemigo se vuelve amigo, en la desgracia aun el amigo se aparta. 10No te fíes nunca del enemigo, su maldad es como bronce que se oxida; 11aunque te haga caso y se porte con modestia, ten cuidado y desconfía de él; haz como quien bruñe un espejo; él no podrá hacerte daño, y tú verás en qué para su celo. 12No le des un puesto a tu lado, porque te dará un empujón y ocupará tu puesto; no lo hagas sentarse a tu derecha, porque procurará ocupar tu asiento. Entonces me darás la razón gimiendo al compás de mis gemidos. 13¿Quién compadece al encantador mordido o al que se acerca a fiera carnicera 14Lo mismo al que se junta con el arrogante y se mancha con sus delitos. Mientras va contigo, no se te revela; cuando caes, no se agacha a librarte; 15mientras tú estás en pie, no se trasluce; cuando tropiezas, no se contiene. 16EI enemigo habla con labios melosos, y por dentro planea traiciones siniestras; el enemigo llora con los ojos, llega su ocasión, y no se sacia de sangre; 17te ocurre una desgracia, y allí lo encuentras; fingiendo apoyarte, te echa la zancadilla; 18después sacude la cabeza, agita la mano, y hablando entre dientes, cambia de expresión. 


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