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La mafia cubana revive en Hollywood
‘The Corporation’, de T.J. English, inspira una película con DiCaprio y Benicio del Toro
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SERGIO LILLO
Madrid 22 ABR 2016 - 20:14 CEST
José Miguel Battle (La Habana, 1929-Carolina del Sur, 2007) no fue uno de los miles de cubanos que emigraron a Estados Unidos tras la llegada al poder de Fidel Castro. Battle no solo sobrevivió en tierras estadounidenses, vivió sin privaciones al frente de una organización criminal conocida como La Corporación. Ahora que las relaciones entre Cuba y EE UU comienzan a abrirse, el escritor especializado en investigación mafiosa T.J. English prepara la historia de El Padrino cubano. Appian Way, la productora de Leonardo DiCaprio, no ha podido dejar pasar la oportunidad de llevarla a la gran pantalla con Benicio del Toro en el papel del mafioso.
Un taxi frente al hotel Nacional en La Habana, donde se celebraron reuniones de la mafia. JOSÉ GOITIA
T.J. English (Tacoma, 1957) lleva más de 20 años escribiendo historias reales sobre el crimen organizado. Procedente de una familia irlandesa, el autor confiesa que su interés por Cuba comenzó durante su infancia: “Las relaciones entre EE UU y Cuba eran el tema más relevante en los sesenta, cuando era pequeño. Las imágenes de la Revolución, de la invasión de Bahía de Cochinos, la crisis de los misiles… todos esos problemas se implantaron profundamente en mi cabeza como niño que crecía en EE UU”.
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En 2008 publicó Havana Nocturne, un libro sobre cómo la mafia estadounidense conquistó Cuba durante la dictadura de Fulgencio Batista y cómo la perdió con la llegada de Fidel Castro al poder, cuyo argumento también será llevado al cine. La producción, a cargo de Black Label Media, productora de Sicario (2015), comienza en unos meses. El guion está escrito por Jorge Zamacona, que, curiosamente, nació también en Tacoma, aunque nunca coincidió con English.
El nuevo reto para el escritor comienza “donde el otro acabó: en la invasión de Bahía de Cochinos. El intento de organizar a los cubanos en el exilio para recuperar Cuba y el desastre que supuso para los que intentaron la invasión. Esto creó la psicología que hace surgir un submundo cubano en EE UU”. Sus propias investigaciones se entrelazarán en el texto con las que José Daniel Freixas (Miami, 1983) y Tony González (Miami, 1968), de la productora Rock The Moon y propietarios de los derechos de la película, han realizado en los últimos 10 años. Ambos serán parte de la producción del filme que DiCaprio espera tener listo a mediados de 2018.
Cuando Battle (que le añadió una t a su apellido cuando aterrizó en Nueva Jersey a mediados de los sesenta) falleció en un hospital de Carolina del Sur en 2007, su abogado Jack Blumenfeld llevaba tres años alegando que su cliente era “un anciano que cuida de sus árboles frutales durante sus últimos días”. El argumento del letrado fue utilizado por primera vez en 2004, cuando los agentes federales detuvieron a la cúpula de La Corporación, acusada de crimen organizado. Lo cierto es que la organización se embolsaba 45 millones de dólares anuales, fundamentalmente gracias al popular juego de apuestas clandestinas La Bolita.
El escritor T. J. English.
“Era un juego que los cubanos en la isla tenían la tradición de jugar. Basado en números, que se asociaban a animales o cosas que ves en el día a día. Si veías una paloma y, por ejemplo, el número de la paloma es el 11, entonces, apostabas al 11. De ahí viene el romanticismo de La Bolita con los cubanos”, explica González, cuyos padres emigraron desde la isla. “Fue un negocio extremadamente lucrativo, porque a todos los latinos en EE UU les encantaba apostar con los números. Algunos con cinco céntimos; otros con 100.000 dólares”, asegura English.
La Bolita fue perdiendo fuelle con la llegada de las loterías estatales estadounidenses, pero para entonces, los tentáculos de La Corporación habían llegado a casinos, hoteles y clubes de alterne. “Battle nunca renunció al sueño de volver a Cuba”, apunta English. El mafioso comenzó como policía de Fulgencio Batista y se puso a las órdenes de la CIA para preparar a los disidentes que intentaron la invasión de Bahía de Cochinos. Capturado por los revolucionarios, Battle pasó dos años en prisión. El objetivo de La Corporación, más allá del lucro propio, siempre “fue financiar y ayudar en los esfuerzos de matar a Castro y recuperar Cuba”, subraya English.
Battle contra la mafia italiana
La interrelación de la mafia cubana y la italiana, cuya historia se mitificó en los anales de Hollywood con la película de Francis Ford Coppola El Padrino y sus secuelas, se entrelaza en un sinfín de enfrentamientos, asociaciones y montones de billetes verdes. José Miguel Battle sabía cómo funcionaba el negocio cuando fue puesto en libertad en 1963. Él mismo “recogía la plata en los casinos que los italianos le habían agarrado a Batista en las negociaciones. Entre 750.000 y 1,5 millones de dólares semanales, que hoy en día serían más de 20 millones de dólares”, afirma Tony González.
Más de 40 años después de El Padrino, otro jefe mafioso, apodado del mismo modo, volverá a la gran pantalla de nuevo de la mano de Paramount. Pero las diferencias entre ambos personajes son claras, según T.J. English: “Cuando te convertías en miembro de La Corporación no tenías que superar una ceremonia de iniciación, como sí pasaba en la mafia italiana. Era simplemente una organización capitalista diseñada para hacer dinero que también ayudaba en los esfuerzos para asesinar a Castro. No tenía las raíces culturales en la comunidad cubana que sí tenía la mafia en la italiana”.
Apuestas en el Gran Casino Nacional de La Habana en 1932. CORBIS
La justificación de buscarse la fortuna como se la buscó Battle, según González y Freixas, era que estaba apoyando el movimiento contra Castro en todas sus formas: donaciones a las fundaciones en el exilio, a los grupos paramilitares como el Alpha 76, el Omega 7, los Contras de Nicaragua…. “Todo lo que pudiera hacer para disminuir la influencia de Fidel Castro en el hemisferio, él lo estaba haciendo”, añaden.
El pasado 5 de abril ambos llamaron a una decena de productoras de Hollywood, entre las que estaba la Smokehouse de George Clooney, para vender los derechos de la historia. La aceptación fue mayúscula. En 48 horas aceptaron el proyecto de Appian Way. “No solo era asociarnos con ellos, sino que también están la productora The Picture Company, Paramount y Benicio del Toro. Además, trajeron un guionista que ha tenido éxito con programas de HBO como Boardwalk Empire y Vinyl: David Matthews”, apuntan Freixas y González.
“José Miguel Battle era respetado por su historia como patriota cubano, como ellos pensaban que era un patriota, pero también era temido”, recalca el autor T.J. English. Durante 40 años, Battle atemorizó a los que se le opusieron y en los últimos 15 dio batalla al detective que le seguía los pasos. El que vivía obsesionado esperando el fallo de El Padrino. Ahora, en pleno siglo XXI, su historia sueña con seguir los pasos de otro padrino de apellido italiano
http://cultura.elpais.com/m/cultura/2016/04/21/actualidad/1461262073_165302.html
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