viernes, 29 de abril de 2016

"Se amañan hasta los córners" Javier, el corredor de apuestas entrevistado, esta semana. QUICO ALSEDO MUNDO


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Seis noticias para empezar la mañana bien informados.
DEPORTESEntrevista
"Se amañan hasta los córners"

Javier, el corredor de apuestas entrevistado, esta semana. QUICO ALSEDO MUNDO
Un corredor de apuestas profesional, especialista en detectar amaños, denuncia cómo las mafias se están adueñando del fútbol
"¿Si se amañan partidos en Primera? Por supuesto. Te llama el hermano de un delantero para que apuestes 30.000 euros a un resultado de su equipo"
"En Tercera y en Segunda B, la competición se ha podrido en apenas dos años. A los futbolistas les interesa más amañar que jugar"
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QUICO ALS
@QuicoAlsedo
PABLO HERRAIZ
@pablo_herraiz
29/04/2016 00:34

Empecemos por lo más importante: ¿se amañan partidos en Primera División?
 Hombre, por supuesto. Es muy difícil, porque hay muchos ojos observando, pero se hace. Y no sólo arreglos deportivos a final de temporada: arreglos por dinero y en noviembre. Este año, por ejemplo, yo he tenido información de varios partidos. Pero lo que es sangrante es lo que pasa en Segunda B y Tercera.
¿Por qué?
El año pasado, en la última jornada de Tercera, de 180 partidos yo tenía información de unos 20 amaños. Si ponéis que al menos un 40% de los partidos estaban amañados en esa última jornada no os equivocáis. La última fiebre son los córners. Es una genialidad.
Javier lleva cerca de 10 años trabajando, profesionalmente, como corredor de apuestas en el fútbol español -lo que quiere decir, en gran medida, corredor de amaños-. Hace unos meses, al igual que las empresas contratan a los hackers que logran burlar sus sistemas informáticos, una casa de apuestas logró hacerle cambiar de bando. En vez de engañar al sistema, pasó a defenderlo.

Concede esta entrevista a condición de proteger su anonimato. No sólo porque también quiere criticar a las casas: «Saben que las apuestas en Segunda y Tercera están podridas, pero no lo denuncian y engañan a sus clientes». También por precaución: «Yo muevo dos millones de euros, pero a veces, con corredores en verdad potentes, he tenido miedo por mi integridad. Son verdaderas mafias». Y cuenta cómo, por ejemplo, hace cinco años unos ucranianos le ofrecieron a un club de Primera comprarle, «cuando ya estaba salvado», los cinco últimos partidos de liga.

¿Cómo se metió en esto?
Primero, me gustaba apostar, ganarle al sistema, a las casas. Después yo, como todos los españoles, también me creo un seleccionador en potencia. Luego, tienes amigos en el fútbol que te van pasando información. Ves que los jugadores hablan, que cuentan las cosas a su círculo. Un día te viene el hermano de un delantero de Primera y te pide que apuestes equis miles a tal resultado. Ahí ya había perdido mi trabajo. Fui encontrando el nicho de mercado. Pero todo ha cambiado mucho: ahora la demanda es brutal.
Es un boom.
Cuando yo tenía 15 años hacíamos la quiniela, y pocas veces ganabas algo. Ahora, con las apuestas, ganas y pierdes todo el rato. Engancha. Cuando empecé a apostar, el perfil de apostador era un tío de más de 30 años, con estudios superiores y un salario medio-alto. Éramos los que teníamos acceso a internet. Ahora los chavales están como locos con las apuestas. Y muchos que juegan en Tercera y Segunda B son chavales como ellos. Eso hace que la información fluya.
¿Cómo es eso de los córners?
Es la última fiebre, y es inocua para el resultado, por eso no canta tanto. En la Tercera valenciana, ha habido jugadores apostando a que su equipo hacía 14 córners en la primera parte. Y los hacían. Con una cuenta, en Tercera, en la casa más grande, puedes ganar con córners en un partido 8.000 euros. Si mueves cuatro cuentas, ganas 32.000. Los futbolistas se conchaban. Se puede apostar antes del pitido inicial, pero también durante el propio partido, cuando además el límite de lo que puedes ganar por apuesta es 10 veces mayor. Ahí está el dinero. Si vas a ganar 30.000, inviertes un 30% en los jugadores. Por eso, cuando los futbolistas llegan al campo, unos van al vestuario de los otros y siempre se pregunta: «¿Quién es el de las apuestas?». Cada equipo tiene un delegado, por así decirlo.
Y pactan.
Claro. Dicen: «Vamos a apostar a cinco córners en la primera parte. Hacemos dos cada uno, y luego a jugar». Si eres central, o extremo, no hay nada más fácil que forzar un córner. En Tercera y Segunda B, hace dos años, no se podía apostar. Las casas cerraban en cuanto veían que subían las cifras, porque sabían que estaba arreglado e iban a perder dinero. Hace cuatro años recibí una llamada de un amigo que jugaba en Tercera. Me dice: «Oye, que voy en el autobús a jugar... Apuesta que ganamos». Se pagaba seis a uno. Metí 50 euros en una de las casas más fuertes, y se cerró el mercado automáticamente. Debía de estar tan alto que la casa cerró el partido.
Y ahora, ¿qué hacen?
Luego abrieron la mano, aunque siguen cerrando cuentas en algunos casos, cuando es muy cantoso. Saben perfectamente que se amañan decenas de partidos cada jornada, pero no denuncian y dejan que sus clientes apuesten. La Federación tampoco hace nada. En dos años, Tercera y en alguna medida Segunda B se han podrido.
Categorías de las que saldrán luego los jugadores de Primera.
Claro. Pero hay que entender a los futbolistas de esas categorías. A muchos de ellos les interesa mucho más apostar que jugar, y hay que entender por qué. Un tío de 30 años que juega en Tercera, y algunos de Segunda B, no ganan nada, 200, 500 euros al mes. Imagínate uno que juegue en Guadalajara, y que tenga que viajar por Castilla La Mancha. Se tiene que ir a Albacete, a Ciudad Real, a Almadén. Un domingo a las 12 de la mañana. Tienes que salir de casa a las seis, lo que implica perder también el sábado. ¿Por 200 euros? El jugador, que es el eslabón débil de la cadena, gana dinero fácil. Yo conozco a muchos y les entiendo.
¿Cuál es el eslabón fuerte?
Las mafias, claro. Hace un tiempo en Valencia se hicieron célebres unos chinos que iban ofreciendo pasta por amañar partidos a 1,5 goles. No canta, porque es un resultado comprensible, dos goles por partido. Los maletines para amañar han existido toda la vida, pero ahora el matiz es distinto: las apuestas por internet permiten financiar los amaños. Un equipo dice: «Vamos a pagarle al contrario 100.000 para que se dejen ganar». Obviamente, sabiendo el resultado, apuestan otros 100.000, y recuperan. Las primas, a terceros o al contrario, siempre han existido y siempre van a existir. Y los clubes entran en el juego porque si no saben que lo van a arreglar los mismos jugadores.
¿Hay vínculos entre las mafias y los clubes?
Más que vínculos, hay comunicación. A ver, por ejemplo, en Tercera a muchos clubes no les interesa subir a Segunda B, se meterían en muchos gastos, tomarían una dimensión para la que no están preparados. Las mafias les ofrecen tratos. En otras ligas, caso de la rumana, a veces han incluso forzado el fichaje de un jugador para que el club se garantice un futuro beneficio. El fútbol se ha convertido en una locura, es la verdad.
¿Las mafias van al corredor, o es al revés?
Se dan ambos casos. El jugador necesita a las mafias para abrir cuentas, porque cada cuenta es un DNI, necesitas testaferros. Si yo por partido pierdo cuatro cuentas porque la casa te acaba pillando y te la cierra, imagínate la cantidad de cuentas que necesito. Eso un jugador no lo puede hacer, se necesita una infraestructura. Al jugador, en Tercera, se le paga entre 500 y 1.000 por amaño. Pero las cifras varían, porque uno de cada cuatro o cinco amaños no sale. Tienes que cubrirte siempre.

Saca la tableta, de última generación. Pone el vídeo de un Hércules-Racing de hace varias temporadas. «Es uno de los casos más divertidos que conozco. El Racing necesitaba ganar, y ganó. Pero en los casos en que se pacta el resultado final, se hace una cosa muy interesante: el que va a perder al final va ganando en el medio tiempo, así puedes apostar a ambas cosas. Lo que pasa es que aquí no les salió bien. Mirad cómo los defensas del Racing pasan de todo, en el primer tiempo, y el Hércules falla lo infallable. Hay veces que la cosa no sale como preveías... El final, es fútbol».

En el vídeo, en efecto, sobre el arco del Racing se suceden las ocasiones, que no entran por poco. Al final, el equipo cántabro gana 3-0, pero aún así baja a Segunda B porque el Murcia le ha ganado a Las Palmas. «Si te fijas en las cotizaciones de ese partido, canta muchísimo: en el descanso, sin estar el balón en juego, cambian drásticamente las apuestas en favor de una victoria del Racing. ¡Sin que se esté jugando! Eso es un indicio claro». El Huesca, perjudicado, denunció después los hechos en la Audiencia Nacional.

Y si todos lo saben, ¿por qué no se denuncia?
A veces sí se les escapa. El entrenador de un equipo de la Tercera valenciana, el Acero, que vendió su partido a otro, el Recambios Colón, dejó dicho: «¿Cómo puede ser que lanzásemos 15 córners? Si me dicen que apostamos a eso, me lo creo». Otra vez, las cámaras de Canal + pillaron a Javi Guerra, del Rayo, admitiendo a jugadores del Málaga que había apostado. Eso está ahí, pero la ley del silencio es muy fuerte. La Federación no hace nada, pero en Tercera, y en muchos casos en Segunda B, a los jugadores les interesa más apostar que jugar.
¿Se apuesta también a faltas, a otras cosas?
A tarjetas. Eso es un mercado profundo, es cuantificable, hay árbitros más tarjeteros que otros, se puede hacer una proyección. Córners es un mercado profundo también; faltas no, pitarla o no es muy subjetivo, es impredecible.
Pero el árbitro podría estar comprado...
Eso es más difícil, date cuenta que en las categorías inferiores, incluida Segunda B, a veces ganan más ellos que los propios jugadores. Y coño, si entendemos que el juez es corrupto, pues se va todo a la mierda...
¿Cómo vive un corredor de apuestas?
Es una vida de mierda, no te creas, un estrés salvaje. Tengo que ganar tres veces lo que ganaba cuando tenía un trabajo, tengo que verme todos los partidos de Primera, estar colgado del teléfono e internet todo el día... Ahora, es verdad: ganas mucha pasta. Nuestro papel es muy claro. Si tú quieres apostar 30.000 euros no vas a poder. ¿De dónde los sacas, del banco? Yo te los apuesto e incluso, si la información parece buena, si eres hermano de un jugador, no te cobro nada. Por ejemplo, el que supiera que Neymar iba a forzar una amarilla para irse a Brasil [la forzó ante el Rayo para irse al 20º cumpleaños de su hermana] lo tenía hecho.
¿Cómo circula la información?
Hay foros privados, en internet, en los que los corredores compartimos la información. Es un círculo de confianza. Cada cual cubre un mercado, y compartes la información habitualmente cuando tú ya has sacado tajada. Y algunos tenemos contacto con el entorno de los jugadores. Hay ex jugadores de Primera División haciendo de corredores en las categorías pobres. En todos los vestuarios se sabe quién juega y quién no.
Incluso en los de Primera.
Por supuesto. Hay que decirlo: hay jugadores profesionales que apuestan por personas interpuestas. No podrían, según la ley del Juego, que creo que es de 2013, pero lo hacen. Alguno hasta lo confiesa, como Demichelis. Pero donde está completamente corrupto es en Tercera y Segunda B.
¿Cuál es la dinámica para el amaño de los córners?
Se sincronizan. Se dicen: «Vamos a hacer 12 córners, pero hasta el minuto 15 estamos tranquilos». Y a partir de entonces empiezan a hacer córners como locos. Si la casa parte de que en 90 minutos se van a hacer 10 corners y en 15 no va ninguno, mueve la línea a 8, por lo tanto tú ya puedes apostar a que se van a hacer más de 9, más de 10 y más de 11. Si haces esas cuatro apuestas, en vez de ganar 1.000 euros ganas 4.000. Cuando la casa lo ve, incluso antes del final, cierra no sólo el partido, sino tu cuenta, echa a los tíos. Un partido de Tercera bien apañado puede dar, resultado incluido, 50.000 euros. La jugada es redonda.
¿Las apuestas de Primera se mueven en casas asiáticas?
En mi cometido actual, que monitorizo cosas raras por todo el mundo, a veces nos llega una alerta sobre un partido de la Liga española, de una apuesta en Singapur, por ejemplo, que sobrepasa en muchos millones de dólares la media de cualquier partido de Primera, que está en unos 15 millones de euros. Eso indica que algo está sucio. El mercado nunca se equivoca. Si un equipo tiene unas posibilidades y otro otras, las apuestas deben responder a esto. Pero ojo, casas asiáticas no quiere decir que estén en Asia, quiere decir que juegan al handicap asiático. La más importante de estas, por ejemplo, es Pinacle, con sede en Panamá.
¿Qué es eso del handicap asiático?
Es una modalidad en la que se apuesta, por ejemplo, a más de 2,5 goles por partido.
Pero cómo 2,5...
Sí, a más de dos. Se buscan los pares...
Suena complicado.
Mejor, pues no apostéis. Os desplumaríamos. La banca siempre acaba ganando.
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